sábado, 1 de enero de 2011

010111 el falso inicio de año o I won't be a burden of tomorrow dear

Así que ya es 2011 y yo, después de una semana de desempacar, limpiar y acomodar, estoy sentado frente al escritorio de la que será mi recámara en casa de mis papás durante –estimo– los próximos seis meses. Estoy cansado y este es el fin de año que menos me ha inspirado a ponerme reflexivo y nostálgico, pero uno no puede dejar pasar así nomás el primer día del año sin escribirle algo, aún a pesar de que el número que viviremos es tan poco simétrico y que la mayoría de las cosas se sienten tan a la mitad.
Eso, a diferencia de otros años en los que me la pasaba deseando que las cosas cambiaran, que pasara algo nuevo que le diera un giro a mi vida aburrida, hoy me parece que todo ya empezó y que el año se tardó en terminar. Más que el principio o el fin del año, creo que lo importante estuvo en esos ciclos que se abrieron y/o cerraron con acciones concretas. Con amigos perdidos y amigos encontrados, por ejemplo. O con trabajos nuevos, con música, con cambios de casa. O mejor, con el tan deseado cambio de suerte. Después de todo, no podemos ser totalmente conscientes de las consecuencias de nuestras acciones, y casi nunca entendemos las dimensiones que a veces alcanzan las cosas que hacemos.
Lo que en verdad celebro, lo único que me emociona de este último ciclo –cuyo inicio podríamos datar de, digamos, el 13 de Agosto–, es que poco a poco he aprendido a no ser tan azotado, a vivir las cosas con contentamiento, a pasarlo bien por encima de todo y a atreverse a provocar las cosas que uno desea. Sí, definitivamente las cosas son más fáciles ahora que las cosas empiezan a salirme como siempre había querido, pero no se me olvidan los días de la desesperanza, de la tristeza, los días marcados por la mala suerte. No sé si las cosas seguirán funcionando  como ahora, pero por lo menos he aprendido que no se cambia nada con atormentarse a sí mismo. Se escribe bien, pero no se cambia nada.

***

No sé si lo recuerde querido lector o lectora, pero justo hace un año puse un post sobre cuánto deseaba que hubiera buena música en el año. Pues bien, creo que se cumplió. Por tantos discos, por tantas bandas nuevas, por los conciertos esperados y por los inesperados también. Y por la gente con quién escuchar toda esa música. No pienso hacer una lista, porque sería injusto para las bandas que apenas conocí este año –como thieves like us o midnight juggernauts– competir con Regina Spektor o Sufjan Stevens, que sacaron cosas maravillosas este año, pero sí puedo poner una canción que se siente como la correcta para este momento, por la música y por la letra. Definitivamente Tallest man on earth es un gran músico que aunque no hace mucho que conozco, se mantiene siempre entre mis favoritos precisamente por canciones como ésta.

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