Me doy cuenta de que desde hace un tiempo se me ha pasado comentar un par de cosas importantes. La primera es que, entre las muchas pérdidas poéticas del año, una de las que lamentablemente pasaron desapercibidas en México fue la de Edoardo Sanguinetti, un poeta –a todas luces, obvio– italiano que, debo aceptar, conocí en el "Renga" de Octavio Paz, y que fue el poeta que más me gustó de los cuatro reunidos ahí –los otros eran, si no me falla la memoria, además de Paz, Jacques Roubaud y Charles Tomlinson. Me acuerdo sobre todo de 4 versos parte de un soneto a 4 manos que decía más o menos así: Perchè le tue labbra sono labirinti di marmellata/ gabie di fosforo per gli obelischi del mio zoo/ trombe di grammofono per il penello delle mie dita/ nidi per le mie vespe/ giardini per i miei topi morti. Sólo por este 1/4 de soneto entré a estudiar italiano, para poder decirlo, repetirlo una y otra vez como palabras mágicas. Después, poco a poco fui leyendo cosas, algunos poemas en antologías de poesía italiana contemporánea o sueltos en internet. No leí la gran cosa, pero la verdad es que sospecho que esos cuatro versitos me han marcado más que cualquier otro poema. Por el momento, por la lengua entonces extraña, por el encantamiento en toda la amplitud de la palabra.
La segunda cosa que había olvidado comentar es que desde hace más o menos un mes, soy un gafapastas. Uso lentes para lectura y otras actividades, y se supone que debí usarlos desde hace mucho. Eso explica por qué ya no me daban ganas de leer, por qué no podía emplear tanta atención como antes. Y si nos apuramos, eso hasta explica por qué no termino mi tesis, y por qué soy desidioso y cobarde. Eso lo explica todo, no?
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Para finalizar, y un poco a manera de síntesis, un poema de Sanguinetti sobre las gafas. Y una prueba fehaciente de que las uso ahora mismo.
mi sono riadattato agli occhiali (che la patente, a me, rende abligati, ormai), in un paio solo di giorni: vedo tutto piu netto: (ma niente mi é, per questo, diventato migliore, in verità: un semaforo é sempre un semaforo,un [marciapiede é sempre un marciapiede: e io sono sempre io,così): (quanto al doloroso senso di capogiro, vaticinato, con l’emicrania, da un Istituto Ottico di corso Buenos Aires, al quale mi sono rivolto, questa volta, l’ho sperimentato e l’ho superato):(l’oculista affermava che, con il tempo,io mi ero construito una mia rappresentazionearbitraria della realtà, adesso destinata, con los lentes, a sfasciarsi di colpo): (e ho potuto sperare, per un attimo, di potermi rifare, a poco prezzo,una vita e una vista):
me he adaptado a las gafas (que la licencia, para mí, ya hace obligatorias), sólo en un par de días: veo todo más nítido: (pero nada, por esto, me resulta mejor, en verdad: un semáforo es siempre un semáforo, una acera es siempre una acera: y yo soy siempre yo, así): (en cuanto a la molesta sensación de vértigo, vaticinada, con la hemicránea, por un Instituto Óptico de Avenida Buenos Aires, al cual asistí, esta vez, lo he experimentado y lo he superado): (el oculista afirmaba que, con el tiempo, me había construido una representación arbitraria de la realidad, ahora destinada, con los lentes, a apartarse de golpe): (y he podido esperar, por un instante, para hacerme, a poco precio, una vida y una vista).
Tomado de: http://leereluniverso.blogspot.com/2010/05/poesia-dos-poemas-de-edoardo-sanguineti.html
1 comentario:
Andamos igual, yo no me di cuenta hasta que me empezó a doler la cabeza... ahora debo usarlos siempre... bueno casi...
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