Así que ya es noviembre, lo que significa que en treinta días comenzaré mi carrera contra el tiempo en pos de un nuevo hijo –sí, ya tengo uno–, cuyo nombre y ciertos indicios bastante alentadores es lo único que conocemos. Ya es noviembre y las cosas se acumulan, la tesis, el trabajo, los poemas obligados, los poemas deseados, las muchachas a quienes van esos poemas, la vida. Y mientras llega diciembre, mientras llega el momento de pensarme definitivamente con esa palabra incómoda que parece ser aplicable sólo a otros –cfr. poeta– los invito, queridos lectores y lectoras, a que si les parece algo digno de su presencia, me acompañen en una lectura de poemas este miércoles a las 4 en el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica (Puebla).
Para ser honesto, debo decir que siempre me he sentido cómodo hablando en público. Me gusta, por ejemplo, dar clases y medir las reacciones de mis alumnos a cada palabra que digo. También me ha gustado leer textos académicos en frente de un montón de viejitos y/o conaisseurs que a todas luces saben más que yo. Me gusta el reto de impactar, de gustar. Pero no me gusta leer mis propios poemas. De hecho, sólo he leído para público una vez, y fue un poco raro, sobre todo porque entre toda la gente sentada frente a mí no había más que un par de caras conocidas, y no precisamente por su amabilidad para conmigo. En fin, que si usted se sabe amigo o amiga, entrañable, querido o por lo menos se considera altamente atractiva –y que conste que limito esta parte de la convocatoria al sufijo femenino–, entonces me sentiría muy feliz de que me acompañara.
Invitados e invitadas están, parroquianos de esta guía práctica. Y que Dios se apiade de mi alma.
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Aquí dejo el programa completo del "vestíbulo" de poesía. La verdad es que, después de buscar en el diccionario de la RAE –que pronto será desplazado en mi veneración por el Diccionario del Español de México (véase la última entrada de "Hasta donde Ícaro llegó")– qué es lo que "vestíbulo" puede significar, no me queda más que pedir disculpas. Eso, o pensar que tiene que ver con una parte del oído interno, y que la relación es de una genialidad mucho más allá de lo que puedo entender.
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