jueves, 14 de octubre de 2010

He aquí el poeta, o de Artaud como padre increpante

Regresar a los inicios, a esos días en el que nos consumíamos los ojos con poemas en llamas. Poetas verdaderos, primigenios. Nuestros verdaderos padres, llamándonos a abandonar la cordura de la vida en pos de algo más grande, la [in]cordura de la poesía. Volver a vernos no como lo que somos, sino como lo que se supone que –si en verdad hemos aceptado nuestro oficio– debemos ser.


No podemos eternamente vivir
entre muertos
         y muerte.
Si los prejuicios persisten
hay que destruirlos
              “el deber”
eso digo
               EL DEBER
del escritor, del poeta, no consiste en
quedarse cobardemente encerrado en un
texto, en un libro, en una revista
de donde ya jamás podrá salir. Antes
bien, hay que salir
               para zarandear
               para combatir
               al espíritu público
               y si no
               ¿para qué sirve?
¿Para qué nació?
 Antonin Artaud



Hay que mirar Alforja, la columna del maestro José Vicente Anaya en Círculo de Poesía. Esta vez sobre Artaud y su doble. La genealogía es un árbol caprichoso.

http://circulodepoesia.com/nueva/2010/10/artaud-y-su-doble-por-jose-vicente-anaya/

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