jueves, 24 de diciembre de 2009

Tradición de los Espinosa Mómox o la culpa la tuvo chepina

Es víspera de navidad y, como supongo que ocurre con muchas familias, la mía -los espinosa mómox, familia nuclear- hace gala de sus tradiciones decembrinas. Como sabemos, hay quienes viajan cada temporada, quienes cantan villancicos, quienes tienen posadas y acuestan al niño dios y van a misa, y otros tantos más se beben hasta el hígado. Sin embargo, las posibilidades para una familia clasemediera, mexicana y protestante de primera generación son muy reducidas. No tenemos el suficiente dinero como para viajar todas las temporadas, no bebemos -tanto, al menos no como familia- y sobre todo, no somos católicos. Esta última característica es fundamental, porque en México la navidad tradicional es fundamentalmente católica, aún para aquellos que no son practicantes. Las posadas, los nacimientos, los pesebres, las misas, todo eso es parte de la nebulosa católica desconocida para mí.
Y entonces, qué tradiciones tiene la familia Espinosa Mómox? Reconozco por lo menos 3. La primera consiste en la pelea pre-navideña, en la que nos gritamos y decimos cosas luego de no haber convivido tanto tiempo desde la temporada navideña pasada. Esta pequeña pelea nos permite saber en qué lugar está cada uno y así medir nuestras acciones y reacciones, sea para evitar nuevos conflictos o para lastimar mejor posteriormente es qué así se requiere. La segunda, una de mis preferidas, comienza el 7 de enero: Aprovechar los descuentos y liquidaciones en las tiendas, comprar ropa, zapatos y demás enseres a la mitad -o menos de su precio normal.
Pero la tradición fundamental, de la cual se desprenden varias pequeñas tradiciones es la comida. Qué se puede hacer cuando se está encerrado en casa y no se puede beber, cuando nadie quiere jugar ningún deporte o juego de mesa ni tocar música? Pues comer. No comer por comer, sino preparar muchos platillos, postres, entradas, ensaladas, platos fuertes. Así, tenemos la tradición del deshebre del bacalao, el la ida pre-navideña al super, la preparación de los alimentos. Es más, aún cuando salimos a otro lugar, a otra ciudad, nuestro turismo se centra en la comida. Sí, intentamos visitar museos, ir a playas y caminar por zonas arqueológicas. Pero en el fondo, todos sabemos que lo verdaderamente importante es la comida. Y sin embargo, no siempre ha sido así.
Mi papá dice que cuando se casó con mi mamá, ella no sabía cocinar más que huevos con jamón y bisteces encebollados. Entonces, cómo llegamos a esto? Pues, desde hace muchísimos años, mi mamá ha considerado la cocina un reto. Si prueba un platillo en casa de alguien, le pregunta la receta, la memoriza, y llegado el momento, la pone en práctica. Si no le sale bien a la primera, la intentará corregir hasta que le salga bien. Cuando la receta está perfeccionada, entonces la escribe en su libreta. A la fecha, mi mamá tiene tres libretas llenas de recetas para hacer platos fuertes, entradas y postres. Y podemos dar fe –mi panza y yo– de que ha hecho todos y cada uno de los platillos.
Lo que es más, todavía recuerdo que cuando tenía 2 años y medio, mi mamá me sentaba frente a la tele, me daba lápices de colores y hojas blancas, y me decía que tenía que ver el programa de Chepina con mucha atención y después contarle qué es lo que había hecho. De entonces a la fecha, los programas de televisión favoritos de mi madre y míos son los que presentan recetas raras. Recuerdo un programa que se llamaba el paisano urbano, un viejito que cocinaba cosas bizarras y siempre hacía un cochinero. Actualmente -y por eso me siento un poco avergonzado- me emociona mirar el Coliseo de Cocina, y espero con ansias que alguien derrote al Chef Morimoto, implacable ninja de la estufa, y sigo profundamente enamorado de Rachel Ray, quien me envolvió con sus encantos en 40 bucks a day y desde entonces no se ha salido de mi corazón. Así que todo es culpa de chepina, quien a estas alturas debe considerarse un pilar fundamental de mi familia. Comamos pues por Chepina.

http://www.youtube.com/watch?v=0uY1PUOgaZc


3 comentarios:

Gabriela Guevara (Pasifae) dijo...

La comida, mmm... Oye habrá muerto ya Chepina? Felicidades por lo de la sorpresiva inclusión, esperaremos con morbo y envidia tu primer librillo, jajaja, ya sabes que es envidia de la buena, uno que no es artista!

Unknown dijo...

Pues en mi caso sucede algo similar ya que aunque mi madre no es precisamente la mejor cocinera si tiene buen sazón y cada navidad, cumpleaños o fecha que reuna a la familia demuestra su cariño con comida.
Un abrazo desde una familia católica tradicional que al parecer sigue algunas de las tradiciones de las familias protestantes de primera generación.

elarboldorado dijo...

Oye me sentí MEDIO ofendida por aquello de 'los que no quieren tocar' jajajaja