Hace ya tiempo que la Guía Práctica del Guerrillero Inexperto –el blog de su seguro servilleta– no se dedica a bloggear sobre lo que precisamente motivó su existencia: Cómo volverse un buen guerrillero, sin importar el espacio geográfico o el nivel socioeconómico. Hoy, mientras viajaba en el camión a mi trabajo, tuve una visión que no quiero dejar de comentar aquí, y que definitivamente representa el toque de distinción de cualquier guerrillero/a que se precie de serlo.
Supongo que es de todos conocido que para ser un guerrillero/a –en especial uno del tipo "urbano"– hay que verse como un guerrillero/a. Camisas a cuadros, pantalones de mezclilla –de preferencia con alguna que otra rasgadura–, chamarra tipo militar y botas de antropólogo –caterpilar es la marca oficial, aunque se acepta Dr. Martens o hasta las muy recientes Jeep–, cabello largo y desaliñado –si usted tiene chinos ya va de gane– y barba hirsuta, dientes amarillos de tanto fumar, uñas largas y mochila al hombro. Si usted es mujer, puede opcionalmente eliminar la camisa a cuadros –o llamarle blusa– y utilizar alguna blusa étnica o una playera con mensaje de compromiso social, utilizar esporádicamente una falta –de preferencia también étnica–, muchos collares feos, y, según sus compromisos con la minoría de su preferencia, un chal, reboso o "palestina". La barba, no está de más decirlo, no es muy bien vista para las mujeres.
Pero además, como TODO el mundo sabe, si usted quiere ser un guerrillero, debe comportarse como tal. Hablar de guerrillas, de minorías, de política, de la jornada y proceso, de cómo va su maestría en la unam –o en su defecto, cómo quisiera entrar ya a la maestría o cómo eran grandiosos esos tiempos–, o bien, hablar de su última fiesta, de cómo terminó en zipolite todo drogado/a y le mentó la madre a unos polis, o ya de plano comentar un libro de lingüística-antropología-sociología-política-biología que recientemente escuchó a alguien comentar y que un día de estos leerá.
Todo eso está bien. Son elementos indispensables para un buen guerrillero, llámese guerrillero educativo, linguoguerrillero, guerrrillero antropológico, latinoamericanista o socioguerrillero –que curiosamente suena a socio águila. Sin embargo, si verdaderamente quiere ser reconocido como un guerrillero, ahí le va una sugerencia, que me atrevo a elaborar gracias a años de observación de la especie más valorada del guerrillero experimentado, a saber, la especie latinoamericana, –que a diferencia de la africana, irlandesa o del este de europa, se mantiene siempre a la vanguardia.
Señoras y señores, guerrilleros inexpertos, el secreto es éste. Levante el dedo índice de su mano más diestra –se valora más, obvio, el uso de la izquierda– y colóquelo dentro de la fosa nasal de su preferencia. Localice algún cuerpo lo suficientemente entero como para sacarlo, y, acto seguido, colóquelo sobre su dedo pulgar. A continuación, amase regularmente hasta formar una esfera y láncelo al espacio. Si la esfera vuela, la operación ha sido un éxito.
Por cierto, esta operación funciona mejor como marcador de estatus si se realiza frente a otro especimen guerrillero, de preferencia mientras ambos se enfrascan en una charla emocionante sobre cómo cambiar el mundo. Pruébelo, se lo digo con conocimiento de causa, es infalible.
2 comentarios:
Tengo que confesar que me faltan pantalones pa eso de la guerrilla pero creeme, me esfuerzo. Ahora, voy a salir a la marcha del sme y prometo tratar de dejar algún rastro viscoso.
Una mano en el aire -con el puño cerrado–
y otra buscando armas letales dentro de la nariz
saludos
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