Y de pronto, la claridad. Huye mientras puedas, vete de tu tierra y de tu parentela, no importa comenzar de ceros. Preferible volver a empezar que nunca terminar. Sólo se trata de agarrar impulso, esperanza, lanzarse al vacío. Y trabajar. Ya veremos qué sale. De entrada, hace mucho que un asunto no me quitaba el sueño hasta casi las 5 de la mañana. Importa el botepronto, el remate certero, el autoconvencimiento de que peor no se puede estar –aunque siempre se puede estar peor, pero mejor no probarlo– y que sólo hay que hacerse hombrecito –de nuevo el tema, hacerse hombrecito– y enfrentarse a quien haya que enfrentarse. Como lo dijo cierto carpintero, He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Lo difícil es ser sencillo.
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