sábado, 19 de septiembre de 2009

Metro Balderas, o el homenaje de la ciudad al su profeta del nopal

En verdad, el 19 de septiembre es una fecha que me puede emocionar. Es el día del rock rupestre, de la música de calle, de la voz aguardientosa cantando canciones que conmueven de tan grandes, de tan urbanas, tan a la vuelta de la esquina. Y bueno, esta vez la propia ciudad le rinde un homenaje, tan crudo, tan bizarro, tan enfermo como sólo la ciudad puede hacerlo:

Se volvió loco y comenzó a disparar”, relata testigo en Balderas

Carlos Rodríguez, uno de los pasajeros del Metro, comentó que “fueron minutos de terror, todos corriendo, el agresor disparó del lado de la línea 3, le dio en el pecho a una persona que cayó herida, luego se puso a amenazar a todos y ahí fue cuando yo corrí, vi que cayeron más personas pero ya no supe qué sucedió”.

Ciudad de México.- "Minutos de terror" es la definición que imperó entre los testimonios de los usuarios de la estación Balderas del Metro, quienes fueron testigos de la balacera que se registró en uno de sus andenes, y que dejó como saldo dos muertos y
cinco lesionados.

Carlos Rodríguez, uno de los pasajeros, señaló en entrevista que el agresor "se volvió loco y comenzó a disparar" después de que policías le indicaron que ya no realizara unas pintas en el andén.

"Fueron minutos de terror, todos corriendo, el agresor disparó del lado de la línea 3, le dio en el pecho a una persona que cayó herida, luego se puso a amenazar a todos y ahí fue cuando yo corrí, vi que cayeron más personas pero ya no supe qué sucedió", indicó.

Antonio Ramírez, otro de los testigos, comentó que fue "impresionante" lo que sucedió en cuestión de sólo unos segundos, cuando el sospechoso sin razón aparente abrió fuego contra todo el mundo.

"Yo la verdad me quedé paralizado del temor, me quedé parado de la impresión que tuve al ver a un señor caer y es cuando vinieron las demás detonaciones, luego llegaron los policías que estaban en los torniquetes", indicó.

Guillermina Sánchez, quien apenas se disponía a ingresar a la estación cuando ocurrió la balacera, indicó que estuvo a punto de sufrir una crisis nerviosa cuando vio a toda la gente salir aterrorizada.

"Yo pensé que había chocado el tren o algo así, luego ya gritaron que un sujeto estaba matando gente en uno de los vagones y ahí sí entré en crisis, me iba a desmayar pero me detuvieron otras personas", relató.

En un recorrido realizado en la zona minutos después de la balacera, que tuvo lugar entre las 17:15 y 17:30 horas, se pudo comprobar el rostro de sorpresa e incredulidad de la mayoría de las personas que se encontraban aún ahí.

"Yo que sepa nunca había pasado algo así, no cabe duda que cada día se ven cosas más feas, primero las explosiones y ahora esto, así no sé a dónde vamos a parar", señaló Josefina, vendedora ambulante de la colonia Doctores.

Cualquier coincidencia con la canción es, a mi parecer, un acto poético sin fines de lucro, una manera de arrancarnos de tajo un pedazo de estómago, un escupitajo de extrañamiento mitad risa mitad miedo, asco, vergüenza. Y sí, bienvenida la poesía de la acción, tan grotesca, a la Ciudad de México.


2 comentarios:

Rodolfo dijo...

¿Qué harás con tu violencia, vieja Ciudad de Hierro?

Desde la Roma, chilangolandia, me uno contigo en un sentido homenaje a ese rollero que se embarcó en la paladinezca búsqueda de la esencia de esta extraña ciudad y de los que pululamos en ella. Creo que conforme pasa el tiempo, aunque menos personas lo conozcamos y entendamos su sensibilidad, el profeta del nopal se incorpora cada vez más a la ciudad, transfigurándose en un mito o leyenda urbana: el profeta del nopal regresa a su matrix!

Excelente post, y en general, excelente blog, hermano. Creo que voy a leer lo demás que tienes por aquí, si no tienes problema con eso jeje

Y tienes razón, el homenaje que le rinde hoy la ciudad al Rockdrigo es tan grotesco que sólo ella podía haberlo hecho...

Unknown dijo...

Jei Rodolfo

qué gusto que leas el blog
y que compartamos el homenaje por el rockdrigo

un abrazo
y bienvenido