sábado, 19 de septiembre de 2009

Algo de suerte, o un recuerdo para el profeta del nopal

Hoy, precisamente en unas cuantas horas, hace veinticuatro años, murió el rocanrolero más grande de México, el profeta del nopal, el sacerdote del rock, Rockdrigo González. No diré mucho, sólo quiero dejar en claro que ningún cantaautor será siquiera la sombra del Rockdrigo. Quién se cambiaría el nombre, trabajaría en los metros y autobuses del distrito, quién haría lo mismo canciones rabiosas como Ratas, canciones vulgares como el Ete, canciones filosóficas como perro en el periférico, distante instante y qué hacer, o hasta canciones épicas como Solares Baldíos o Estación del Metro Balderas. Porque esa canción, por más que Alex Lora pretenda suya, es del Rockdrigo. Es triste pensar que pocos lo conocen, que pocos lo respetan como se debería, que últimamente se conozca más por ser el papá de Amandititita que por ser el papá del buen rock mexicano.
Pero supongo que si viviera, no se quejaría, porque fue un músico congruente. Para mí, fue un genio, un genio de la hibridación, de las calles, de la música sentida, de la tristeza que consume desde adentro. Tal vez mi percepción está medio deformada, pero no importa, porque al final de cuentas no me importa. Sólo me importa escucharlo, tan amplio como una ciudad enorme, deforme, terriblemente gris y triste pero a pesar de todo con picardía, con la mordacidad de la lucidez, de la música incontenible. Viva todavía, Rockdrigo, el más grande profeta del nopal, el que de tan congruente se murió de un pasón de cemento.
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aquí una canción que me puede despedazar, que para mí representa la poética del Rockdrigo: algo de suerte. Si lee esto en feisbuc, querido lector, y desea escuchar la rola, visite http://guerrillalenguado.blogspot.com.


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