Terminó la temporada regular del futbol mexicano. Y para mí, terminó casi perfecta: Pumas en tercer lugar y Puebla en cuarto, Necaxa descendido a la primera división "a", y por si fuera poco las chivas, el américa y la vergonzosa y sotanera cruz azul fuera de la postemporada. Sí, es una liga mediocre, sí, me parece que los arbitrajes son lo que se podría decir de pito ligero -tan pronto un jugador se arquea dejándose caer, el árbitro se lleva el silbato a la boca- y sí, el pumas no es espectacular y el puebla no cerró tan fuerte como se esperaba. Pero a pesar de todo, es una liga que se disfruta. Una liga trabada en medio campo -en eso similar a la argentina- pero con destellos de genialidad en una que otra definición, una liga pensada más para la emoción y el Jesús en la boca que para la regularidad. Baste con ver el hermosísimo cierre de torneo de los condenados a muerte, Puebla y Ciudad Juárez. Dos partidos me llegan a la cabeza, dos empates. El primero, mágico, que vi desde las gradas del Cuauhtémoc, donde el Puebla, contra toda adversidad le sacó el empate al Pachuca, hoy líder general. El segundo, de los mal llamados "Indios" -deberían ser los "rarámuris", cuestión de respeto a la nomenclatura propia- de Ciudad Juárez frente al América. Partido que en la lógica inicial llevaba como esperanza que el Indios evitara la humillación, y que terminó con un empate que nos contrarió a los mirones, pero que dejó un buen sabor de boca, sobre todo por la picardía de un jugador: Daniel, "el maleno" Frías.
Y hoy, última jornada de la temporada, me deleito con el gol de Ramón Nuñez, gambeta y dinamita pura, con los 25 minutos de picardía descarada del Maleno que resultaron en la delicia de ver eliminadas a las chivas, y por carambola al américa, con el regreso de Cacho a la cancha en los Pumas y los tres goles sin respuesta ante el monterrey. Pero sobre todo, me alegra saber que frente a los incontenibles torneos jugados por el Barça -verdadero poema de treinta y cinco jornadas, más lo que falta- por el eterno Inter -al cuál no se puede sino odiar, especialmente por contar entre sus filas al traidor de Ibrahimovic- o por el Man U, podemos ver que dos equipos que juntos cuestan lo que cuesta una pierna de Cristiano Ronaldo -que por lo demás, deberíamos cortar y vender para solucionar el hambre en México- tienen la suficiente hombría, el coraje de los condenados a muerte, y también la picardía y el buen futbol, suficientes para emocionar, y de paso, por qué no, conmover, a quienes pasamos la mitad de nuestros fines de semana -y al menos una hora de lunes a viernes- mirándolos jugar.
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Pongo un resumen del partido Indios-Chivas, que aunque desafortunadamente está narrado por las sirenas de policia de teve azteca, muestra dos golazos de Frías. El primero, puso 1-1 la pizarra. El segundo, en el minuto 4.50 del video, invalidado -estúpida y hasta villanamente- por un falso fuera de lugar. Le robaron la gloria del golazo, pero como buen barrio, se recompuso y es un campeón:
1 comentario:
totalmente de acuerdo. esa victoria de la tribu fue un gusto inesperado, un obsequio para los que gustan de esto que llaman fulbol.
y el maleno, además de tener la chispa del barrio, el futbol suelto y alegre, picaresco, tiene un apodo de antología. una barbaridad
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