viernes, 2 de enero de 2009

Primero de enero


Pensaba relatar mis vacaciones pero son tan aburridas que ni siquiera me dan ganas de empezar. Así que sólo diré que en estas vacaciones he paseado a los perros todos los días, un poco para despavilarme, y otro poco para correr un rato y no subir tanto de peso. En otras circunstancias, el kilometraje que he corrido me habría hecho bajar al menos tres kilos, pero en éstas ,a duras penas y quedo tablas. Just for the record: uno come más cuando tiene a su madre preparándole comida. Y no sólo eso, sino que come cosas más ricas y más engordantes. Ayer mi mamá hizo 4 diferentes postres: Roles de canela, cuernitos rellenos de fresa, pai-osea pie para los fresas- de limón y panqué de Zanahoria. Hoy he comido dos veces de los cuatro. Y por si fuera poco, he bebido muchísimo café. Al menos dos cafeteras italianas -de 6 tazas de espresso, aunque en realidad sólo salen 3- con una carga triple. El resultado es que mi pis sale terriblemente amarilla, y por más que tomo agua nomás no se aclara.
Tendré que ayunar tan pronto regrese a Puebla. Ayunaré, beberé la mitad del café que acostumbro, el doble de agua, no faltaré al futbol y compraré un nuevo asiento para mi bici porque con el que tengo a veces me siento violado. También terminaré mi tesis, seré un buen cristiano, administraré mejor mis quincenas, limpiaré mi casa más seguido y seré un buen profe de español. Bueno, eso ya sería demasiado.

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