miércoles, 31 de diciembre de 2008

Porque no sólo la franja del puebla nos [pre]ocupa (primero)


Bien. Primero que nada, el lector se preguntará por qué, si este blog trata generalmente del futbol y demás deportes, de aspectos personales, de los mundillos literarios, de música varia y, en menor medida, de poesía, hoy trata un tema de actualidad, de política internacional, y sobre todo tan difícil??? Y a la verdad no lo sé.
Sólo puedo decir que el detonador fue el feisbuc. Sí. Entré y vi que uno de mis contactos puso en su estado -los usuarios de feisbuc saben a lo que me refiero-: Indignado/a por la masacre en Gaza. Y no sólo eso, sino que abajo había dos comentarios tan igualmente detonantes como representativos; el primero es de alguien que solamente dice "Yo igual". El segundo, de tono mucho más profundo y libresco dice "Lo mismo de siempre, pero cada vez peor. Esa pequeña gota de sangre palestina que tiene mi hija, me mueve a la indignación. La gran gota humana que compartimos, me mueve al llanto y al coraje". De antemano me disculpo por violentar la privacidad de dichos usuarios de feisbuc, pero a mi defensa diré que sólo lo hago con fines informativos. Si eso no es suficiente, el lector tendrá que imaginar un pequeño letrerito de "crestomatia" como hacen en las televisoras para volarse imágenes y no pagar por ellas. Si eso sigue sin ser suficiente, entonces no sé qué más decir -diría all right, sue me, pero es muy grosero.

Además, el lunes por la madrugada recibí un correo de mis amigos Ch y F, misioneros en Israel. Ellos viven en Beersheva, a 35 kilómetros de la franja de Gaza. En el correo Ch hacía una reflexión en torno al conflicto y le daba una explicación bíblica mesiánica. Sorpresa, ayer martes me enteré que Palestina bombardea Beersheva. Pero más sorpresa aún es que eso no haya causado indignación. Supongo que es las gotas de sangre judía no son tan indignantes, y mucho menos mueven al llanto y al coraje.

***

Hace más o menos cuatro años, mi tío vino a pasar sus vacaciones de verano en Puebla–como siempre-, y esa vez vino acompañado de una pareja de catalanes. Pasearon, comieron y bebieron por gran parte del territorio de México, y un buen día, nos encontramos todos para ir al concierto del Mastuerzo. Todo pasaba de maravilla, escuchábamos canciones de ácido y buen humor, cantamos algunas que nos sabíamos, aprendimos los modales necesarios para ser anfitriones –lo que se estila desde entonces es preguntar: cuándo vienes a cagar a la casa. Todo iba en verdad, de maravilla. Hasta que al Mastuerzo se le ocurrió, antes de cantar la siguiente canción, decir que apoyaba cien por ciento a los esfuerzos de autonomía del Euzkadi, y que pensaba que aún las formas más violentas de ETA eran entendibles, ya que de alguna forma había que persuadir al gobierno español. Debo decir que entonces el tema de la autonomía Euzkadi había vuelto a tomar fuerza, y creo que hubo un atentado fuerte como una semana antes. Justo en el momento en que el Mastuerzo dijo ETA, la cara de los dos catalanes cambió. Se notaba la molestia, el enojo de escuchar eso. La forma en que reaccionaron me llamó mucho la atención, pero no dije nada ni fue necesario, porque al dar nuestras opiniones del concierto en el carro de regreso a casa, ellos fueron clarísimos. Uno no puede hablar tan a la ligera de eso. Él lo dice porque no vive con el miedo de que te llamen para avisarte que tu hermano o tu mamá o tu papá están heridos o muertos por un atentado del ETA. El problema es con el gobierno español, no con nosotros.

La reacción me impactó, porque me hizo pensar en las veces que yo, sin estar completamente informado, había dicho tal o cual cosa. Creo que existe una tendencia natural a ponerse del lado de aquellos que consideramos menos afortunados, del siempre miserable Espanyol que juega contra el Barça, de los Davides que por angas o mangas deben enfrentarse a los Goliats. Sin embargo, las cosas generalmente son mucho más complejas que la simple elección de postura, y eso se nos suele escapar de la mente.

Ahora bien, debo decir que lo que más me impacto fue que ellos, izquierdistas críticos, involucrados en la recaudación de fondos para los movimientos revolucionarios de El Salvador y de Chiapas, reaccionaran de una forma tan poco previsible ante la cuestión Euskadi.

Y eso nos lleva al segundo punto de este post. Si nos ponemos a pensar, la gente “informada”, involucrada en temas sociales y humanitarios –los intelectuales y académicos, pues-, trata siempre de seguir los temas de actualidad política y de tener una opinión que generalmente simpatiza con las causas de justicia. Pienso en –por orden cronológico- Irlanda y su escabroso proceso de autonomía, Vietnam, Cuba, India, Nicaragua, Euskadi, El Salvador, Bosnia, Chiapas, Afganistán, Colombia y sus FARC, Irán, Tíbet, Georgia y Palestina, y no puedo evitar decir que la opinión pública, académico-intelectual, siempre está del lado de los menos poderosos, de los agredidos, de los que se atrevieron a enfrentarse al dominio de los fuertes. No digo que esté mal, de hecho considero importante la intervención de la opinión pública, la manifestación de las posturas críticas a regímenes autoritarios, a países que en su afán de dominio arrasan con lo que encuentran a su paso. Lo que me parece risible es el hecho de que esta reacción siempre venga tarde. Los intelectuales de alta alcurnia alzan la voz una vez que ya midieron las consecuencias, cuando han visto que su opinión será aplaudida por sus fans y que nada de lo que digan afectará su buena estrella ante el gobierno y ante el público. Y los de menos alcurnia, los de a pie, generalmente repiten como loros las opiniones de otros sobre temas de actualidad. Pasa la algarabía y se olvidan por completo del tema, pero sólo para repetir otra opinión del nuevo tema en curso. Además, es curioso que casi siempre los temas de actualidad tengan como contexto países lejanos, casi siempre desconocidos, y que la actualidad de lo que nos rodea, de las injusticias, masacres y agresiones que pasan a nuestro alrededor sean silenciadas, o en el mejor de los casos, sean tratadas con el desgano típico de alguien que preferiría estar en otro lado. Pienso en los constantes conflictos –agresiones gubernamentales- en Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz, y obviamente Chiapas. Quién se indigna por eso?

La intención final de este post es la siguiente. No hay nada de malo en expresar tal o cual opinión. Lo malo es decirlo para quedar bien, para que parezca que me importa y que soy muy versado en temas raros. Que todo el mundo sepa que sé decir Kuala Lumpur o Azerbhayan o Beersheva o Gaza. Y luego, aprender en silencio nuevos nombres para repetirlos, así, ad infinitum, ad absurdum.

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