Últimamente he estado tratando de pensar un poco más en un proyecto que traigo atorado desde hace mucho tiempo: el dossier desesperanza. Y como sé que nihil novum sub sole, intento recurrir a los grandes, a los mejores, los favoritos, para ver si así surge algo. Todavía no sabemos si surgirá o no, pero al menos comienzo a recordar por qué desesperanza, y de paso, me doy cuenta que "las verduras de las eras" lo puso Bonifaz Nuño antes que Lizalde. Como nota curiosa, este poema podría ser leído mientras se escucha "# 41" de Dave Matthews, especialmente, y a pesar del desfase, la versión en la que colabora Bèla Fleck, y que, brillantemente, dura 41 minutos. Cosa de fetiches.
41
No es una desgracia abrir los ojos
ni tener despiertos los deseos
estar triste y solo y pensando.
Y no ser de aquellos que consiguieron
su placer a ciegas para cegarse;
su televisión después del cine,
sus bailes, su ruido, sus limonadas;
pero que a la medianoche se sientan,
pesados de sueño, densos, bestiales,
y gritan y luchan sobresaltados
para desterrar su pesadilla
Bienaventurados los que padecen
la nostalgia, el miedo de estar a solas,
la necesidad del amor; los hombres,
las mujeres tiernas de ojos amargos;
los que en su comida han recibido
lo gordo del caldo del sufrimiento.
Porque de ellos es la desesperanza,
el insomnio, el llanto seco, las rejas
de todas las cárceles, el hambre,
y la fuerza lírica y el impulso
para desquiciar la desventura.
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