Este sábado en Cuetzalan he conocido a Jorge Guzmán, uno de los profesores de la UNEM (Unión de profesores para la Nueva Educación de México), y la verdad no sé qué decir. Hemos platicado porque nos ha tocado dormir en el mismo cuarto. Hemos hablado de su proyecto de formación de docentes desde abajo, de nuestro proyecto, de las luchas sociales en Chiapas y hasta de los mara salvatrucha -si es que se escribe así. He aprendido mucho de él, de su discurso, de sus prácticas, de su forma de ser. Es mesurado en sus comentarios, esforzado, comprometido, y sospecha de todos. No se emociona con los discursos, exige los hechos, la práctica reformadora, en nuestro caso de la educación.
Me ha llamado la atención la distancia que toma frente al zapatismo, él cree en la necesidad de ese movimiento, y en los alcances que ha tenido y seguirá teniendo. Pero él hace otra cosa. Porque en Chiapas muchos hacen algo, todos trabajan para comer, todos se esfuerzan, y hablan derecho. Porque una cosa son los zapatistas, otra los del ejército de liberación, otra los profes zapatistas y otra los de la UNEM. Pero todos se encuentran en la asamblea.
Jorge dijo algo muy interesante sobre la educación, que para mí representa una alternativa al binarismo político que no me gusta. No modelos políticos o gubernamentales, sino organizaciónes desde abajo, desde lo micro. Que cada quien decida y que comparta sus resultados, que si el gobierno no nos da que nos deje hacer. Y dijo que la educación -en el sentido amplio, cultural- no es una empresa de gobierno. Si el gobierno desapareciera -izquierdas o derechas por igual- seguiría existiendo la educación. Porque la gente es quien maneja la empresa, quien la hace moverse. No esperemos a que desaparezcan los gobiernos, tomemos nuestra empresa, para que rinda frutos pronto
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