A veces pienso que la única forma en que me interesaría escribir narrativa es para contar lo que hago y no, lo que quiero y lo que espero hacer, y como no hago ni espero hacer gran cosa, encuentro mi capacidad narrativa tan común como la de cualquier otra persona, tan igual al impulso humano universal de contar algo que te ha pasado. No es que no me guste la narrativa, de hecho la mayoría de las cosas que leo –más allá de los textos para la tesis– son narrativa, y lo disfruto mucho. Es sólo que me parece que no tendría nada que decir. Soy malo para imaginar historias, malo para captar la atención y manipularla, malo para describir situaciones, cosas o personas.
Si escribiera narrativa, escribiría mi biografía, y sería totalmente imparcial y aburrida. Seguro que me enfocaría en cosas que no le importan al lector y a la mitad del relato descubriría que ni siquiera yo mismo querría leer mi historia, y entonces abandonaría todo. A lo mucho, lograría mantener un "querido diario" por unas cuantas semanas, y, por lo demás, sería muy parecido a esta guía práctica del guerrillero inexperto.
A pesar de todo, quiero intentarlo, porque al fin y al cabo no me gusta no poder hacer cosas sólo porque no soy bueno –cfr. jugar futbol– y porque como dijo el sabio –la sabia– it's my party and I cry if I want you. Quiero intentarlo, y lo haré, por lo que a partir de ahora, todo lo que antes etiquetaba en mi blog como "querido diario" se llamará "vida y obra de Palomero Baldomares (Baldomero Palomares)", que hoy mientras me bañaba me sonó a un gran nombre para mi propio alter ego biográfico. Así que, atentos a las aventuras de Palomero Baldomares, el genio y figura de la narrativa aburrida.
FIN.
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