Pensaba relatar mis vacaciones pero son tan aburridas que ni siquiera me dan ganas de empezar. Así que sólo diré que en estas vacaciones he paseado a los perros todos los días, un poco para despavilarme, y otro poco para correr un rato y no subir tanto de peso. En otras circunstancias, el kilometraje que he corrido me habría hecho bajar al menos tres kilos, pero en éstas ,a duras penas y quedo tablas. Just for the record: uno come más cuando tiene a su madre preparándole comida. Y no sólo eso, sino que come cosas más ricas y más engordantes. Ayer mi mamá hizo 4 diferentes postres: Roles de canela, cuernitos rellenos de fresa, pai-osea pie para los fresas- de limón y panqué de Zanahoria. Hoy he comido dos veces de los cuatro. Y por si fuera poco, he bebido muchísimo café. Al menos dos cafeteras italianas -de 6 tazas de espresso, aunque en realidad sólo salen 3- con una carga triple. El resultado es que mi pis sale terriblemente amarilla, y por más que tomo agua nomás no se aclara.
Tendré que ayunar tan pronto regrese a Puebla. Ayunaré, beberé la mitad del café que acostumbro, el doble de agua, no faltaré al futbol y compraré un nuevo asiento para mi bici porque con el que tengo a veces me siento violado. También terminaré mi tesis, seré un buen cristiano, administraré mejor mis quincenas, limpiaré mi casa más seguido y seré un buen profe de español. Bueno, eso ya sería demasiado.
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