domingo, 14 de junio de 2009

Desde hace ya un buen tiempo, mi amigo Jean Gérard, profesor del collhi y buen narrador -en página y en el café- me provee periódicamente de las revistas Corre Conejo y Dosfilos, ambas publicadas en Zacatecas. En la primera, espero siempre y sobre todo la sección "corre canijo" del inagotable Arduro Suaves y la sección de cuentos Juan Gerardo. En la segunda, me intriga sobre todo el carácter rocker que le ponen. En las portadas siempre hay una especie de caricatura de algún músico -recuerdo mucho la de Bob Dylan precisamente cuando vino a Zacatecas- de rock. Este número no fue la excepción, y aparece la siempre sexi Suzi Quatro, enfundada en su traje de cuero. 
Sin embargo, lo que motiva este post no tiene mucho que ver con el rock, sino con el siempre interesante y difícil tema de la poesía y sus poetas místicos. Lo curioso es que en este número aparecen dos artículos sobre dos de los poetas -no sólo místicos sino poetas a secas- más grandes del siglo pasado: Thomas Merton  y Ernesto Cardenal. Ambos poetas y sacerdotes trapenses, admirados en este blog -chin chin el que no lo admire- por su compromiso, por su esencia cristiana pura, radical, poética y siempre vigente. Ambos con una fuerza lírica impresionante, avasalladora, y sobre todo rica. Acá entonces, dos fragmentos levantados, respectivamente, por Javier H. Parada -sobre Merton- y el buen José Vicente Anaya -sobre Cardenal. A quien tenga la posibilidad de leer y/o adquirir la dosfilos, hágalo sin miramientos. En verdad es un gran número:
De Thomas Merton: 
"Muchos poetas no son poetas por la misma razón por la que muchos religiosos no son santos: jamás logran ser ellos mismos, puesto que nunca llegan a ser el determinado poeta o el determinado monje que deberían ser en la intención de Dios... desperdician sus años en vanos esfuerzos por ser otro poeta, otro santo"

Y de Ernesto Cardenal:
"Quien está solo y es consciente de lo que significa esa soledad, se encuentra a sí mismo en el fondo de la vida. Está enamorado. Está enamorado de todo, de todo el mundo, de todas las cosas".

Maravilloso, no?

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