domingo, 31 de mayo de 2009

de perros y caballos

Por fin me animo a escribir de algo que desde hace ya mucho tiempo me rondaba la cabeza. Probablemente alguien ya lo habrá dicho mejor, tal vez los críticos ya lo analizaron, pero no importa, quiero decirlo porque soy un resentido. Bolaño es el nuevo Cortázar. Lo curioso es poder estar en el cambio generacional, poder ver cómo los estudiantes de letras ya no leen tan apasionadamente como antes la rayuela, sino que ahora abrazan efusivamente "los detectives salvajes". Lo confieso, yo amé Rayuela, y después me sentí como un tonto por amarla tanto al mismo tiempo que otros. Así que me alejé, resentido, un poco celoso, triste, estúpidamente. 
Y bueno, escribo esto porque en la pasada feria de minería -D, te debo lana, te prometo que te la pago pronto-, compré dos libros, uno de Ernesto Cardenal -que no he leído- y los perros románticos de Bolaño. En realidad los compré un poco por obligación -más obligatorio Cardenal que Bolaño, a mi parecer-, pero debo reconocer que el perrito de la tapa del de Bolaño es bastante bonito. Huelga decir que ambos habían estado en el librero desde entonces, hasta que hace una semana, mientras acompañaba a mi abuela a reabastecerse de provisiones para su negocio, lo traté de leer. No sé si estoy mal, pero en términos generales no me gustó. Me pareció presuntuoso, a veces medio arrítmico, a veces burdo. Me llamó la atención -para mal- que mencione varias veces al Mario Santiago, como si estuviera enamorado de él. 
A pesar de todo, hubo algo que me gustó, algo mínimo pero significativo. La palabra desbocado. La leí y me impactó, me abrazó, me separó del libro, me hizo levantar la cara y repetirla: desbocado. Me pareció hermosa, me remitió a un caballo, y de pronto, comencé a repetir en voz baja: Porque mi amor es un caballo desbocado. Conté las sílabas y acentos y lo repetí otra vez. Porque mi amor es un caballo desbocado/ que relincha y piafa y suelta coces a cualquiera que se acerque. Había algo, no podía dejar de pensar en ese caballo.  Porque mi amor es un corcel de pura sangre/ un alazán sin rienda/ por eso/ lo mantengo en el encierro. Terriblemente cierto. Y eso que odio los caballos, pero podía imaginarlo, encabritado, soltando patadas a diestra y siniestra, pero tranquilo en el establo. 
No he podido terminar el poema. De hecho, lo leo y me da pena, porque nunca me han interesado los caballos. Por qué no otro animal? por qué precisamente los caballos? No lo sé, pero lo que es peor, por qué Bolaño?

5 comentarios:

Areli dijo...

Nuevo tema que ronda por nuestos blogs: animales. Perros, caballos y peces. "que relincha y piafa y suelta coces a cualquiera que se acerque". Acertadísimo. Mantente tranquilo, sí, hasta que aprendas a no salir a la defensiva -ahora más bien pienso en un toro de "fiesta" brava-.
Mientras que domine el tema del futbol, que le gana a cualquiera de los otros temas recurrentes.

Anita Iruretagoyena dijo...

En tiempos de la influenza, mi asesora me dijo que leía a Bolaño y que le parecía mucho peor que la contingencia.
Sin embargo, en una ponencia reciente, bajó a nota un comentario en el que comparaba al autor que con frecuencia se mencionaba en su aparato crítico, con "su propio Benno von Archimboldi". Todos los viernes, cuando no hay mucho trabajo en su cubículo me dice: “ahora, si quieres, dedícate al tonto de Bolaño”.
Yo creo que la literatura de este autor siempre provoca reacciones ambivalentes. A veces parce la propuesta más pretenciosa de los últimos años y, después, quedan imágenes, narraciones, versos (aunque él jamás me ha gustado como poeta) muchas puertas a las que uno nunca sabe bien cómo accedió.
Javier Cercas decía que era un escritor exagerado. Pero fue uno de sus más grandes y entrañables discípulos. Cuando yo cursaba la carrera, recién murmuraban /Los detectives…/ como el nuevo libro fashon. Y sólo hasta que acabé, leí la última novela (la de a de veras y no las que destripa la editorial de su computadora) la terminé y fue cuando lo “agarré” – al autor. Honestamente, me pasó algo relativamente similar a lo que cuentas: libros exagerados, pretenciosos y con eventos narrativos excepcionales (a mi juicio, geniales).
Un abrazo

Ireneo Morris dijo...

vaya, que esto parece convención de posts. ya tómense un café los tres.

el perro de la portada sí está rebonito, tenía que ser acantilado.

un alazán sin rienda, encerrado. me quedo con ese.

lo que le pasa a la muchachada de ahora es triste. no se pude ser muchachada sin querer a cortázar.

peces? caballos? y qué hay de las jirafas? por qué nadie piensa en las jirafas?

peces de ciudad, de sabina, ay samuel tas chavo

la asesora de k puede ser tremenda boluda.

ya tomémonos una cerveza(ssss)

Unknown dijo...

Exacto a todos

definitivamente chavo y a mucha honra
jujuuuuy

El caballo-toro está tranquilo
pero se encamina poco a poco

y sí

yo todavía alcancé a leer putas asesinas cuando Bolaño era sólo una recomendación después de clase

ahora puedo leer tranquilo, de nuevo, a Cortázar

las cervezas o mejor el mezcal???

Ireneo Morris dijo...

o ambos dos, en su justa proporción, no vaiga siendo...

movimiento por la dignificación del adulto contemporáneo