miércoles, 3 de diciembre de 2008

El arca de Noé

Hoy, en la lectura matinal del receso de mis clases de secundaria, decidí evitar el fin del libro que he estado leyendo -un libro ultrasecreto que trata sobre un mayordomo- y de paso desempolvar otro que comencé hace un tiempo. Comprendre le judaïsme. Los detalles de y entorno a no son importantes, sólo lo menciono porque en la página 26 habla de las alianzas de Dios con la humanidad, y específicamente con el pueblo judío. La primera alianza se da justo después del diluvio. El texto dice esto:

Dieu lui annonça d'abord qu'il serait sauvé, lui et un couple d'animaux de chaque espèce, s'il construisait un arche (Genèse 6.18).

Creo que la historia es de sobra conocida, y si no, pues se puede consultar la Biblia. Lo que me llamó la atención, y de hecho me remitió -al menos imaginariamente- al momento mismo de que sucediera, es que Dios le dijera a Noé que sólo se salvarían una pareja de animales de cada especie -salvo los comestibles, de los cuales echaron 7 pares en la cajuela, es decir, un sixpack y el piquito. Imagino que si los animales le obedecieron a Noé para entrar en el arca, fue porque en verdad tenía muy buena mano para tratarlos. Tal vez tenía un zoológico casero. Tal vez sus hijos lo habían abandonado desde ya hacía un tiempo -tómese en cuenta la ingratitud de Cam, quien descubrió la desnudez de su padre, lo que sea que signifique eso- y, como suelen hacer, los solos, los viejos, y los viejos solos, tenía miles de gatos, o de perros o de periquitos. ¿Qué habrá pasado por la cabeza de Noé al escuchar que Dios sólo quería un par de cada especie?
Lo imagino de la siguiente manera:
Noé. --Oye, Dios, ¿no podría llevarme a los diecisiete gatos que mi esposa alimenta? De verdad que están re bonitos. La gotita de lluvia -una gata blanca, hermosísima- acaba de tener gatitos... Deberías verlos. (Noé pone cara de enternecido).

Dios. --No, Noé, ¿cómo crees? nomás dos. Ándale, escoje a los dos que más te gusten y los demás déjalos ahí. Te prometo que no van a sufrir. Pero es que si subes a tanto gato, se te va a morir la vaca, porque nada más te puedes llevar una...a ver... de dónde vas a sacar tanta leche para los gatos?... no, no, 'tas loco tú, Noé.

Noé. (Con lágrimas en los ojos) --¿¿Osea que sólo me puedo llevar una vaca?? No Dios, Tú -que eres todopoderoso, no se nos olvide- sabes que quiero mucho a mis vacas. Dame chance. Diez.

Dios. --Nop.

Noé. --¿Nueve?

Dios. --Nop.

Noé. Ocho... ándale, ocho, son muy bonitas mis vacas.

Dios. --Ay Noé, si yo nada más quería algo chiquito, un barco modesto. Ya sabes que está cara la madera, y la brea, nombre Noé... (Se rasca las barbas divinas, pensativo). Está bien, te voy a dar chance, siete, pero vas a tener que poner mínimo unos tres botes de brea y dos árboles de cedro.

Noé. --Bueno, siete está bien, pero a ver, ¿sabes en cuanto está la mano de obra hoy? No te lo estoy cobrando, pero entiéndeme, yo ya estoy viejo, y pues de repente me duele la espalda...

Dios. --Ay Noé, está bien. No me pagues nada, ahí luego nos
arreglamos.

[...]

Ésta, y no la complejidad del diseño del barco, fue la razón por la que Noé se tardara tanto en construir el Arca. 100 años, según la Biblia. No creo que haya duda de por qué Dios mandó el diluvio, entre pecadores y la mano de obra barata. Efectivamente, Dios es grande, dejó vivo a Noé, a pesar de todo.

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