domingo, 26 de octubre de 2008

Kramer vs. Kramer

Si la historia es simplemente una serie de acciones que más o menos se repiten cíclica y/o circularmente, y lo estudiable de la literatura -como vengo sospechando desde hace un tiempo- un mero memorama de chismes, nombres y apellidos, entonces, podríamos suponer que de vez en cuando los nombres y las características de ciertos personajes se repiten. Nombres como Luis, Fernando, Francisco, José, Juan, son abundantes en las páginas amarillas del directorio de poetas y escritores.
Sin embargo, lo interesante puede ocurrir cuando dos personajes de mismo nombre se encuentran en el tiempo. Saber si tienen un carácter afín o repelente, si se llevan bien o si ni siquiera se conocen podría ser motivo de una nueva disciplina de la literatura. Por ejemplo: que Eduardo Lizalde sea amigo de Eduardo Langagne, o que -simple hipótesis- Federico Patán odie a muerte a Federico Vite. Las posibilidades son grandes. Tal vez hasta exista un tipo de Baby Boom en el que todos los padres del 2010 llamen a sus hijos Mariobojórquez, Alvarosolís, Jorgesquinca o el poeta de su preferencia -c.f. Mariobojorquez Espinosa, Alvarosolís Ramírez, Jorgesquinca Suárez. El talento principal radicaría en los padres, que, visionariamente, engendraran hijos que a su debido tiempo pudieran hacer poesía. A ellos, sin duda alguna, se les otorgaría un doctorado honoris causa, y se les invitaría a recorrer el mundo dando conferencias sobre el tema
Propongo, pues, a los lectores de esta guía práctica, que comencemos la recopilación de datos para nuestra materia. También hace falta ponerle nombre.
Por mi parte, dejo un ejemplo claro, seguible en los posts anteriores, del conflicto -mínimo, pero entretenido, y digno de ser utilizado en nuestra materia- de los Vicentes que un día se encontraron virtualmente en el círculo de poesía.

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